Comentario
Capítulo XXXI
Cómo Huayna Capac juntó su ejército y salió del Cuzco y llegó a Tomebamba, y de los edificios que allí hizo
Llegado Huayna Capac al Cuzco, descansó algunos días y después hizo juntar en la plaza todos los orejones del Cuzco y allí les hizo una plática muy concertada, proponiéndoles su intención de ir a aquella conquista de los cayampes y caranguis, en las provincias de Quito, personalmente, y que los de su linaje que le quisiesen seguir en ella se lo declarasen, para que con el tiempo supiese los que iban con él. Oyendo esto los orejones se le ofrecieron en grandísima cantidad de los más valientes y esforzados, y de sus hermanos y deudos muchos, con muestras de voluntad y sumo deseo de servirle, lo cual él agradeció con mucha humanidad y benevolencia, diciéndoles que los que fuesen compañeros en sus trabajos llevarían también su parte de la gloria y honra que él tuviese y que todos gozarían del premio de la victoria y de los despojos de sus enemigos, conforme se señalasen en la guerra. Con esto todos los ofrecidos y señalados se comenzaron a aderezar de las armas y aparatos necesarios para ir más lucidos y galanes.
Luego empezaron a llegar los soldados y ejércitos que había dejado apercebidos en las provincias del Collao y Charcas, y como iban llegando al Cuzco hacían sus reseñas y alardes con gran concierto y orden de guerra, y allí descansaban del camino y se entretenían en fiestas y regocijos comiendo y bebiendo, y estando ya descansados los iba despachando hacia Quito poco a poco, e iba con ellos persona con orden del Ynga, que les hacía dar todo lo necesario para el camino, así de comida y bebida como de otras cosas, que tenía el Ynga en sus depósitos para estas ocasiones.
Y después de haber enviado delante, por su orden, toda la gente del Colla Suyo, Andes y Conde Suyo, que no faltaba nadie por venir, hizo muestra de toda la gente del Cuzco, que son hanancuzcos y hurincuzcos. De los hurincuzcos hizo capitán a Mihi, y de los anancuzcos fue capitán Auqui Toma, su hermano de Huayna Capac, que fue el capitán más valeroso, de más ánimo y fuerzas que tuvo el Inga, y que más se señaló en esta jornada. Salieron los naturales del Cuzco y los orejones bizarros y galanes, con muy ricos vestidos y armas muy lucidas y vistosas, de lo cual quedó Huayna Capac muy contento y satisfecho.
En esto llegó la gente de Chinchay Suyo a punto de guerra que así lo había mandado Huayna Capac secretamente, con un mensajero y que subiesen al Cuzco, para que allí se mostrasen y fuesen vistos, y le dijo el capitán della: Vamos, Señor, que ya es tiempo de ver nuestros enemigos y probarlos, que ha un año que nos detenemos en esta jornada [y] ya está todo aparejado. Oyendo esto se holgó mucho Huayna Capac, y así salió del Cuzco acompañado de la gente de más lustre de todo su ejército y con grandísimo aparato y orden de guerra, dejando un hijo suyo nombrado Tupacusi Hualpa, que por otro nombre llamaron Huascar Ynga, por rey, y sucesor suyo después de sus días, aunque en Quito, a la hora de su muerte, eligió otro por nombre Ninan Cuyuchi, que vivió pocos días y así éste, Topacusi Hualpa, le heredó y fue el hijo más querido que él tuvo. Era hijo de Rahua Ocllo, su hermana carnal, y no obstante, que era su hermana, no era su legítima mujer, sino Cusirimay, otra hermana con quien se había casado como está ya dicho. La cual Cusirimay murió en Quito y no dejó hijo varón ninguno, y así tomó por mujer legítima a Rahua Ocllo, madre de Huascar Ynga.
Dejó en el Cuzco, haciendo el ayuno solemne que ellos usaban, en su nombre, a Tito Atauchi y por gobernador General a Apo Hilaquita su tío, hermano de Tupa Ynga Yupanqui, su padre, y a Auqui Toma Ynga, hermano de Huayna Capac, de padre y madre, para que guardasen la tierra y mirasen por ella. Llevó consigo a muchos de sus hijos que tenía, porque cuando fue a estas jornadas ya era hombre de edad Huayna Capac, que le apuntaban las canas. Entre los que llevó consigo fue Atao Hualpa, su hijo, porque no tenía madre, que ya era muerta, y dejó en el cuzco a Topacusi Hualpa, dicho Huascar Ynga, a Manco Ynga, Paulo y otros, muchos e hijos bastardos, por no tener edad para seguirle. Así, por sus jornadas se fue poco a poco sin que le sucediese cosa digna de contar, hasta que llegó a Tomebamba.
En llegando Huayna Capac a Tomebamba, hizo alto con todo su ejército, que era sin número y de diversas naciones y provincias, y pareciéndole que era cómodo asiento para hacer allí cabeza de imperio y señorío, edificó famosos e ilustres edificios e hizo por grandeza una cancha que llamaron Mullo Cancha, a do hizo poner los pares en que había andado en el vientre de su madre con grandísima reverencia, y para ello mandó entallar un bulto de mujer y púsoselas en el vientre y grandísima cantidad de oro y piedras preciosas con ellas. Las paredes de esta casa eran de taracea de Mullo y las listas de oro por toda la pared; hizo la figura de su madre Mama Ocllo toda de oro, y púsola allí, llamábanla Tome Bamba Pacha Mama. Los que servían esta casa y la guardaban eran los cañares, que decían que a ellos les tocaba porque Mama Ocllo era madre y tía, y que Huayna Capac había nacido en este lugar cuando su padre Topa Ynga Yupanqui había ido a las guerras de Quito. Y en memoria desto y para celebrar y autorizar el lugar de su nacimiento hizo esta obra espantosa allí, pretendiendo hacerla cabeza de su señorío. Esta casa tenía el suelo a manera de empedrado, que los indios llaman raíces de oro, de lo cual está todo cubierto el suelo. Las paredes del patio estaban aforradas por de fuera en tallas de cristal, que fueron llevadas para este efecto desde la provincia de Huancavelica.
Hizo para perpetuar allí más nombre, y que fuese mayor población, que todas las naciones que desde el Cuzco le habían seguido y de las Charcas y Collado y Chile, todas poblasen allí en torno de Tomebamba, e hizo allí las casas del hacedor del sol y del trueno, como en el Cuzco las había y dotólas de hacienda, criados, chacaras y ganados por el orden y manera que estaban en el Cuzco, y demás de esto puso la Huaca principal que ellos tenían en mayor veneración y respeto acá en el Cuzco, llamada Huana Cauri, y demás de esto todas las demás Huacas que tenían alrededor del Cuzco, todas por su orden y traza como estaban en el Cuzco. Hizo el edificio en la plaza para el usmo que llaman los indios Chuqui pillaca, para sacrificar la chicha al sol cuando bebían con él. De suerte que no quedó cosa en que se pudiesen semejar estos edificios nuevos de Tomebamba con los antiguos del Cuzco, que no la puso y ordenó de la misma manera y por el mismo estilo que en el Cuzco, y esto lo hizo porque pensó hacer allí cabeza nueva del Reino y señorío, y dividirlo entre sus hijos, y quedarse él allí con todos los ejércitos y naciones que había traído consigo a aquella jornada y que, viendo ante sus ojos las cosas más preciadas que en el Cuzco había dejado y a las que tenía más veneración, cuya memoria y recuerdo les podía hacer volver al Cuzco, perdiesen de todo el ánimo y voluntad de dejar a Tomebamba y huirse a aquellas naciones y así se perpetuasen en aquella tierra.
Hizo esto para que, como los edificios, templos y huacas del Cuzco eran obra de todos los Yngas, sus antecesores, que cada cual había hecho su parte, él como mayor señor y más poderoso, rico y temido, quiso sólo hacer todos los edificios que muchos habían hecho, y mostrar que era para más que todos juntos y así hacer con esto su nombre más famoso para siempre. Sea lo que fuere, haya pretendido lo uno o lo otro, él no volvió al Cuzco, y en él se puede decir haberse acabado y fenecido todo el ser y majestad de esta monarquía y el Reino de los ingas, aunque su hijo Huascar lo gozó, pero fue poco tiempo, por la entrada de los españoles, como diremos.